miércoles, 4 de septiembre de 2013

La ignorancia docente, sobre la marginalidad y resiliencia educativa: “Comprendiendo el Autismo en el contexto escolar salvadoreño”.

La conceptualización del término Educación Inclusiva, pasa por comprender que esta, parte de un enfoque pedagógico en el cual se diseña y ejecuta un modelo educativo que busca incorporar y atender las necesidades de aprendizaje de todos los niños, jóvenes y adultos que debido a factores socio económicos se vuelven vulnerables a la marginalidad y la exclusión social.

Ante ello es necesario que el Currículo Salvadoreño concrete de manera precisa, respuestas a las necesidades educativas de los niños con autismo; más  de cincuenta mil maestros que laboran en el sistema educativo nacional, deben enfrentarse a la incorporación del enfoque de Educación Inclusiva. Surge entonces la interrogante de conocer si… ¿los docentes salvadoreños saben que implica el termino "educación inclusiva”?

No debe resultar extraño que el oscurantismo que rodea a la inclusión educativa, permita que en muchas ocasiones se le niegue la incorporación al sistema escolar a estudiantes con alguna discapacidad, ante ese panorama es necesario que el gremio magisterial conozca, reflexione y analice la inclusión educativa a partir de un enfoque pedagógico que busque al menos la escolaridad inicial de los niños con espectro autista en El Salvador.

Es de suma urgencia capacitar al docente con el fin de que pueda aprender los conocimientos precisos en el tema autismo, y así tener más herramientas para trabajar en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Uno de los motivos más relevantes para ejecutar una campaña de formación y concientización sobre el tema autismo, es buscar desde la palestra pedagógica poder ayudar a los cerca de 217 estudiantes autistas reportados por autoridades del MINED, aunque seguramente existen mucho más casos que no están integrados al Centro de Rehabilitación Integral para la Niñez y Adolescencia (CRINA), del Instituto Salvadoreño de Rehabilitación Integral (ISRI).

Existen valiosos aportes desde el seno de las universidades salvadoreñas, que buscan construir una propuesta curricular enfocada a la escolarización de niños auitistas, en donde se reestructura una corriente pedagógica y didáctica que consolide una mejor forma de interacción escolar para niños con espectro autista; un ejemplo es la magistral obra bibliografía denominada “Pedagogía, Didáctica y Autismo” del Doctor Oscar  Picardo, quien a modo concreto propone en su obra un compendio de líneas de pensamiento orientadas a que los docentes se empoderen de estrategias propias del trabajo escolar con niños autistas.

La universidad Francisco Gavidia, mediante su Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación, preocupados por hacerle llegar al maestro, los instrumentos para desarrollar mejor su función en la educación de niños autistas, lanzo el libro antes mencionado, todo ello apegado a su línea de investigación denominada “Resilencia Educativa”. 

Es importante destacar que en El Salvador, existen maestros que están capacitados para trabajar con niños con necesidades educativas especiales, pero hay mucho desconocimiento, sobre todo en el maestro de la escuela regular sobre el tema autismo. La divulgación formativa sobre el abordaje adecuado a este tipo de necesidades especiales, permite ampliar con mayor ponderación el enfoque de Escuela Inclusiva y lo difícil que se convierte la labor educativa en entornos desfavorecidos.

El niño autista y el salón de clases en El Salvador:
Existe en el ámbito educativo un grave problema sobre el modo y la forma del tratamiento escolar a los niños con espectro autista, ello se debe al desconocimiento, el mal diagnóstico y mal tratamiento que se hace sobre este espectro neurológico; lo más importante es el diagnóstico; hay muchos niños que no están bien diagnosticados, entonces el tipo de tratamiento que reciben no es el adecuado. Por lo cual se debe desarrollar la respectiva adecuación curricular que les permita a estos estudiantes adquirir una escolaridad que les facilite una mejor calidad de vida.

La mayoría de estudiantes autistas poseen un bajo nivel de comunicación, puesto que suelen repetir lo que escuchan, cambian los pronombres, no hablan, dicen una frase o pequeña palabra. A nivel conductual, este tipo de estudiantes prefiere jugar con cualquier otra cosa que no sean juguetes, utiliza al docente sólo para cumplir sus necesidades, toma de la mano al maestro para llevarlos hacia las cosas que desea, hacen berrinches sin motivo aparente, se ríe en forma incontrolable, mueve las manos, camina de puntas… entre muchas otras características que pueden destacarse.

No existe una cifra oficial sobre la real cantidad de personas con espectro autista en el país, sin embargo en el año 2011 un importante rotativo consulto a Delmy de Escobar, vicepresidenta de la Asociación Salvadoreña del Autismo (ASA), en donde ella argumento  que no hay una estadística certera; pero que al consultar con maestros y médicos, ellos como institución han calculado unos 3,000 casos”.

Para Lorena de Mena, directora del Centro de Rehabilitación Integral de la Niñez y la Adolescencia (CRINA), institución que forma parte del Instituto Salvadoreño de rehabilitación Integral, dicha cifra no es demasiado confiable si se toma en cuenta que puede haber niños “mal diagnosticados, que vendrían a ser aquellos a quienes se les ha clasificado con retardo o con alguna discapacidad, lo que podría aumentar la cifra antes mencionada.

Las necesidades educativas de un niño autista están orientadas en un primer plano en la capacitación que debe recibir el docente sobre este tema, es relevante que el profesorado se capacite y profundice en el conocimiento del autismo, ya que este espectro está envuelto en muchos mitos y uno de ellos es creer que trabajar con niños es algo muy difícil, que son niños que no establecen contactos y que no pueden funcionar en un grupo.

En El Salvador se esta avanzando, en comparación a hace 10 años, hay más conocimiento, la gente tiene más interés y hay más posibilidades de acercamiento en términos educacionales, terapéuticos y laborales. Sin embargo hay muchos niños que no están bien diagnosticados, por lo que el tipo de tratamiento que reciben no es el adecuado y ello impide que su proceso formativo escolar no responda a la obtención directa de un mejoramiento de su calidad de vida.

El obstáculo pedagógico que enfrenta el docente es desconocer la etiología del espectro autista, sin embargo, los investigadores coinciden en establecer una descripción de las conductas que permitirían al profesorado identificar el espectro autista en el ámbito escolar. 

El docente deberá entender que el autismo es una alteración profunda del desarrollo del estudiante, en donde se ven afectadas tres de sus áreas cognitivas: la socialización, la comunicación y la presencia de conductas estereotipadas, repetitivas y restrictivas.

El docente que posee estudiantes con espectro autista deberá estar atento a las alteraciones cualitativas de la comunicación, ya que el aspecto pragmático del lenguaje se observa con problemas que imposibilitan el uso social del mismo, también se destaca que en el comportamiento de estudiantes autistas, su comportamiento será limitado por una serie de conductas estereotipadas y repetitivas que impactan su vida social.

El autismo en el medio escolar se puede abordar desde diversos ángulos: neurológico, psicológico y educativo, siendo éste último el que se trabaja en la enseñanza especial.


Como conclusión me permito argumentar que iniciativas como la del Doctor Oscar Picardo en referencia a su obra bibliográfica sobre el tema autismo, permite atender desde la perspectiva pedagógica a un niño con autismo, profundizando en los conocimientos, tiempos y materiales especiales que se distancian de los patrones tradicionales de la educación. 

Por lo que este manual permite un primer acercamiento y un esfuerzo fenomenal, para comprender cómo hacer educación ante estos contextos de resiliencia educativa.

Att. 

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