La conceptualización del término Educación Inclusiva, pasa por comprender que esta, parte de un enfoque pedagógico en el cual se diseña y ejecuta un modelo educativo que busca incorporar y atender las necesidades de aprendizaje de todos los niños, jóvenes y adultos que debido a factores socio económicos se vuelven vulnerables a la marginalidad y la exclusión social.
Ante ello es necesario que el Currículo
Salvadoreño concrete de manera precisa, respuestas a las necesidades educativas
de los niños con autismo; más de cincuenta
mil maestros que laboran en el sistema
educativo nacional, deben enfrentarse a la incorporación del enfoque de Educación
Inclusiva. Surge entonces la interrogante de conocer si… ¿los docentes salvadoreños
saben que implica el termino "educación inclusiva”?
No debe resultar extraño que el
oscurantismo que rodea a la inclusión educativa, permita que en muchas
ocasiones se le niegue la incorporación al sistema escolar a estudiantes con
alguna discapacidad, ante ese panorama es necesario que el gremio magisterial
conozca, reflexione y analice la inclusión educativa a partir de un enfoque pedagógico
que busque al menos la escolaridad inicial de los niños con espectro autista en
El Salvador.
El niño autista y el salón de clases en El Salvador:
Existe en el ámbito educativo un grave
problema sobre el modo y la forma del tratamiento escolar a los niños con
espectro autista, ello se debe al desconocimiento, el mal diagnóstico y mal tratamiento
que se hace sobre este espectro neurológico; lo más importante es el
diagnóstico; hay muchos niños que no están bien diagnosticados, entonces el
tipo de tratamiento que reciben no es el adecuado. Por lo cual se debe
desarrollar la respectiva adecuación curricular que les permita a estos
estudiantes adquirir una escolaridad que les facilite una mejor calidad de vida.
La mayoría de estudiantes autistas
poseen un bajo nivel de comunicación, puesto que suelen repetir lo que
escuchan, cambian los pronombres, no hablan, dicen una frase o pequeña palabra.
A nivel conductual, este tipo de estudiantes prefiere jugar con cualquier otra
cosa que no sean juguetes, utiliza al docente sólo para cumplir sus
necesidades, toma de la mano al maestro para llevarlos hacia las cosas que
desea, hacen berrinches sin motivo aparente, se ríe en forma incontrolable,
mueve las manos, camina de puntas… entre muchas otras características que
pueden destacarse.
No existe una cifra oficial sobre la
real cantidad de personas con espectro autista en el país, sin embargo en el
año 2011 un importante rotativo consulto a Delmy de Escobar, vicepresidenta de
la Asociación Salvadoreña del Autismo (ASA), en donde ella argumento que no hay una estadística certera; pero que al consultar con maestros y
médicos, ellos como institución han calculado unos 3,000 casos”.
Para Lorena de Mena, directora del
Centro de Rehabilitación Integral de la Niñez y la Adolescencia (CRINA), institución
que forma parte del Instituto Salvadoreño de rehabilitación Integral, dicha
cifra no es demasiado confiable si se toma en cuenta que puede haber niños “mal
diagnosticados, que vendrían a ser aquellos a quienes se les ha clasificado con
retardo o con alguna discapacidad, lo que podría aumentar la cifra antes
mencionada.
En El Salvador se esta avanzando, en comparación
a hace 10 años, hay más conocimiento, la gente tiene más interés y hay más
posibilidades de acercamiento en términos educacionales, terapéuticos y
laborales. Sin embargo hay muchos niños que no están bien diagnosticados, por
lo que el tipo de tratamiento que reciben no es el adecuado y ello impide que
su proceso formativo escolar no responda a la obtención directa de un
mejoramiento de su calidad de vida.
El obstáculo pedagógico que enfrenta el
docente es desconocer la etiología del espectro autista, sin embargo, los
investigadores coinciden en establecer una descripción de las conductas que permitirían
al profesorado identificar el espectro autista en el ámbito escolar.
El docente
deberá entender que el autismo es una alteración profunda del desarrollo del
estudiante, en donde se ven afectadas tres de sus áreas cognitivas: la
socialización, la comunicación y la presencia de conductas estereotipadas,
repetitivas y restrictivas.
El docente que posee estudiantes con
espectro autista deberá estar atento a las alteraciones cualitativas de la
comunicación, ya que el aspecto pragmático del lenguaje se observa con
problemas que imposibilitan el uso social del mismo, también se destaca que en
el comportamiento de estudiantes autistas, su comportamiento será limitado por
una serie de conductas estereotipadas y repetitivas que impactan su vida
social.
El autismo en el medio escolar se puede
abordar desde diversos ángulos: neurológico, psicológico y educativo, siendo
éste último el que se trabaja en la enseñanza especial.
Como conclusión me permito argumentar
que iniciativas como la del Doctor Oscar Picardo en referencia a su obra bibliográfica
sobre el tema autismo, permite atender desde la perspectiva pedagógica a un
niño con autismo, profundizando en los conocimientos, tiempos y materiales
especiales que se distancian de los patrones tradicionales de la educación.
Por
lo que este manual permite un primer acercamiento y un esfuerzo fenomenal, para comprender
cómo hacer educación ante estos contextos de resiliencia educativa.
Att. 
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