domingo, 28 de octubre de 2012

LA DIATRIBA PEDAGÓGICA EN LA DIRECCIÓN DE LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS LATINOAMERICANAS.-


La contemporaneidad de los tiempos ha generado dentro del espectro pedagógico muchos cambios que aun en pleno siglo XXI no logran ser asimilados en su totalidad por las sociedades. El tiempo presente conlleva a evaluar cuál debe ser el rol del docente ante las características de los actuales escenarios sociales principalmente los latinoamericanos, en donde muchos presentan retos que requieren de una nueva visión didáctica y un real compromiso con la carrera docente.


La sociedad exige no poder seguir anclado al modelo pedagógico tradicional docente en donde solamente se busca la repetición de conocimientos, transmitirlos sin determinar si realmente estos favorecen a los alumnos a fin de que su desempeño colabore con el desarrollo de su entorno, comunidades, país  es decir que sean ciudadanos útiles a la sociedad.

La educación en América Latina deberá encarrilarse de acuerdo al avance de la Sociedad de la Información y el Conocimiento, lo cual genera cambios radicales que obligan a tomar muy en serio que la nueva generación de docentes deben evitar a toda costa limitarse únicamente a desempeñar su rol de transmisor de conocimientos, sin inmiscuirse en los problemas existentes en el entorno escolar, desperdiciando su naturaleza de líder y posponiendo la aplicación de estrategias que permitan lograr una mayor integración entre la escuela y la comunidad.

 El inicio de una diatriba pedagógica es creer que los maestros no servimos a la sociedad, cuando en la actualidad lo que se vive es la permanente desvalorización de la carrera docente, esto se debe en gran medida a la interpretación de crear un sistema educativo percibido como mercancía, en donde la paga salarial del docente es poca, las exigencias muchas y los críticos destructores sobreabundan en este medio. Directores de instituciones educativas que actúan cual caporal de finca, con poca preparación en el campo de la administración educativa y sin la más mínima noción de cómo se deben conducir conglomerados académicos.

Uno de los cambios más significativos es la forma en que se enseña y se aprende, generando nuevos contextos educativos en donde la labor del docente es opacada por los anti valores morales que fluyen en el ambiente social de la juventud.

Medios de comunicación más libres a transmitir elementos contaminantes que inducen al sexo promiscuo o a consumir cosas simplemente por el hecho de consumir o en el peor de los casos generar un cambio de mentalidad en donde los jóvenes a su corta edad creen no necesitar educación ni cualquier otro tipo de inducción moral axiológica.

La realidad del presente educativo salvadoreño empieza a definir un estilo diferente de ejercer las funciones educativas directivas, por lo cual las autoridades de estas instituciones deben buscar una nueva reorganización centrada en planificaciones estratégicas creadas por su personal interno, no por consultores ajenos a la realidad nacional, deben apoyarse en aquel personal docente que verdaderamente conoce las necesidades institucionales basadas cada vez más en el esfuerzo de aunar voluntades en proyectos compartidos, en la sensibilidad ante las nuevas situaciones, en la habilidad para adaptar el funcionamiento de la escuela a los objetivos que se proponen. Además de la capacidad de comprender la cultura de la escuela y promover el cambio cultural.

En síntesis o nos preparamos para afrontar estos retos en las direcciones administrativas pedagógicas o asumamos el fracaso de seguir siendo vendedores de falacias educativas.

Att.

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