martes, 2 de abril de 2013

El día en que el vaso de leche y uniformes escolares gratis, fueron señales de maldad para el Sanedrín Pedagógico.-


El beneficio social que deben generar los gobiernos de todas las naciones debe ir orientado a favorecer a las mayorias con menor recurso económico, motivo por el cual considero fervientemente que en lo referente al contexto educativo salvadoreño, el Plan Social “Vamos a la Escuela” mediante sus programas de uniformes, zapatos gratuitos y el vaso de leche (alimentación escolar) son de gran ayuda para la comunidad escolar de mi querido pulgarcito de América.

Con mucho respeto y al mejor estilo de generar en la comunidad docente un pensamiento crítico y reflexivo sobre los problemas que vivimos en las escuelas públicas, me permito argumentar lo siguiente:

Para el célebre y famoso académico mexicano Carlos Ornelas, el término “sistema educativo”  se establece sobre la idea de desigualdad entre aquellos que asisten para recibir el conocimiento y aquellos que lo reciben; lo cual permite argumentar que las diferencias sociales tienen especial significado al momento de aprender. Es decir que un niño que desayuna tiene mayor potencial de aprendizaje sobre aquel que no tiene alimento alguno en su estomago, sin embargo leer en uno de los principales rotativos de mi país que “Un sistema educativo no se dignifica con zapatos, útiles escolares y uniformes” es denotar un total desconocimiento de la realidad educativa latinoamericana. Entiendo y comprendo que un estudiante con zapatos y uniforme requiere de más factores que los antes mencionados para empoderarse de un aprendizaje de calidad, pero también es cierto que cuando el gobierno dota de estos elementos de manera gratuita, abona en gran medida a generar condiciones de calidad pedagógica.

Un buen amigo y pedagogo salvadoreño radicado en España, Gustavo Ramos, compartía con mi persona un análisis que nunca olvidare…”No es lo mismo señalar que argumentar” y eso se manifiesta al momento de interpretar que los mayores y exhaustivos análisis del sistema educativo nacional están hechos por extranjeros que  nunca han pasado las penurias de los docentes que son vituperados y tildados de ser los únicos culpables del fracaso educativo latinoamericano. Sería interesante ver a estos críticos de Pluma Blanda dar clases en escuelas sometidas al dominio de las pandillas, acosados por la renta y con salarios que al mejor estilo de Alberto Masferrer, nunca son suficientes para sufragar las necesidades básicas del Estado de Bienestar.

Optimizar el sistema educativo tiene que ver con la mejora de servicios técnicos y de apoyo, promoción de la escolarización, diseños curriculares, mejora de condiciones para el profesor, el alumno, recursos económicos, etc. También con la optimización del contexto en cuanto a determinación de necesidades, demandas, prioridades, mejora de servicios sociales, aumento de inversión educativa que lleve al estudiante a una  mejora de la calidad de vida; pero descubrir que dentro de nuestra escuela aun prevalece al mejor estilo de la colonización una mentalidad malinchista, es ridículo, ya que en muchas ocasiones creemos que los mejores docentes son los extranjeros, al grado tal que en mi caso particular me toco ver como una bióloga (sin conocimiento mínimo de administración educativa) manejaba las riendas de una institución educativa de renombre, denigrando el trabajo de su excelente staff docente; esto es solamente un parámetro de cómo los mismos docentes damos lugar a ser señalados de incompetentes por otros que tienen menos capacidad que nosotros, pero nuevamente el ESNOBISMO INTELECTUAL invade nuestras universidades y hace a un lado el caudal intelectual del verdadero protagonista del aula “El Alumno que en un futuro será El Docente”.

Darle a nuestros niños y niñas un vaso de leche NO es derrochar recursos tal como lo argumento el político Norman Quijano, quien en su momento manifestó que la administración del presidente Funes, derrochaba los recursos del Estado e improvisaba planes de gobierno al dotar a los estudiantes de uniformes gratuitos. Aseguró que deben de racionalizarse los subsidios, de tal forma que en lugar de dar uniformes a alumnos de escuelas públicas, se invierta mejor en fortalecer su educación. Sin embargo me surge el planteamiento de cuestionar ¿Qué dijeron los científicos de la educación salvadoreña, que al mejor estilo editorialista critican sin dar soluciones prácticas sobre el razonamiento del señor Quijano?

Establecer las riendas del sistema educativo salvadoreño desde la comodidad de un escritorio es fácil, mas fácil es criticar y denigrar la profesión docente sin haber estado presente nunca en las aulas de una escuela pública, es momento que la comunidad docente haga un receso reflexivo sobre el modo y la forma en cómo estamos educando ya que es totalmente inadmisible que el docente que trabaja al 100% en instituciones educativas privadas NO rinda ni el 50% en una escuela pública en la que además de trabajar menos le paga más que el sistema privado que hoy en día se ha convertido en una maquila académica. Si seguimos permitiendo que se margine la profesión docente y sea denigrada en la forma en que lo es, pregunto… ¿Por qué los docentes salvadoreños del sector publico confiados en su desarrollo profesional, terminan matriculando a sus hijos en colegios privados?

Nuevamente es necesario que el ESNOBISMO PEDAGÓGICO sea erradicado de nuestra sociedad, necesitamos que los miembros del Sanedrín Intelectual Salvadoreño que tienen salarios muy superiores al del sector magisterial, dejen de criticar y propongan mejoras concretas, que no callen ante las injusticias que vive día a día toda la comunidad escolar y que consideren que el desperdicio de dinero NO es dotar de un vaso de leche al estudiante, al contrario lo que realmente se convierte en un desperdicio, es pagarle a los Consultores Educativos, exorbitantes cantidades de dinero por hacer análisis sobre cosas que ya sabemos, requerimos que dejen de criticar por un lado y aprobar por otro políticas educativas conforme a sus intereses económicos particulares.

En resumen argumento que la inversión en la comunidad escolar no es sinónimo de desperdicio, pero criticar y señalar lo malo de una política educativa que no simpatiza con mis gustos o intereses políticos NO es válido.

Finalizo diciendo…. “Si crees en la libertad de expresión entonces crees en la libertad de expresión para puntos de vista que te disgustan”.


1 comentario:

  1. Comparto un blog muy interesante que me permite sustentar el planteamiento argumentado en este post bloguero.

    http://netorivasnet.blogspot.com/2012/12/vaso-de-leche-uniformes-y-zapatos.html

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