El beneficio social que deben
generar los gobiernos de todas las naciones debe ir orientado a favorecer a las
mayorias con menor recurso económico, motivo por el cual considero
fervientemente que en lo referente al contexto educativo salvadoreño, el Plan
Social “Vamos a la Escuela” mediante sus programas de uniformes, zapatos
gratuitos y el vaso de leche (alimentación escolar) son de gran ayuda para la
comunidad escolar de mi querido pulgarcito de América.
Con mucho respeto y al mejor
estilo de generar en la comunidad docente un pensamiento crítico y reflexivo
sobre los problemas que vivimos en las escuelas públicas, me permito argumentar
lo siguiente:
Para el célebre y famoso académico
mexicano Carlos Ornelas, el término “sistema educativo” se establece sobre la idea de desigualdad
entre aquellos que asisten para recibir el conocimiento y aquellos que lo
reciben; lo cual permite argumentar que las diferencias sociales tienen
especial significado al momento de aprender. Es decir que un niño que desayuna
tiene mayor potencial de aprendizaje sobre aquel que no tiene alimento alguno
en su estomago, sin embargo leer en uno de los principales rotativos de mi país
que “Un sistema educativo no se dignifica con zapatos, útiles escolares y
uniformes” es denotar un total desconocimiento de la realidad educativa
latinoamericana. Entiendo y comprendo que un estudiante con zapatos y uniforme
requiere de más factores que los antes mencionados para empoderarse de un aprendizaje
de calidad, pero también es cierto que cuando el gobierno dota de estos
elementos de manera gratuita, abona en gran medida a generar condiciones de
calidad pedagógica.
Un buen amigo y pedagogo salvadoreño radicado en España, Gustavo
Ramos, compartía con mi persona un análisis que nunca olvidare…”No es lo mismo
señalar que argumentar” y eso se manifiesta al momento de interpretar que los
mayores y exhaustivos análisis del sistema educativo nacional están hechos por
extranjeros que nunca han pasado las
penurias de los docentes que son vituperados y tildados de ser los únicos culpables
del fracaso educativo latinoamericano. Sería interesante ver a estos críticos de
Pluma Blanda dar clases en escuelas sometidas al dominio de las pandillas,
acosados por la renta y con salarios que al mejor estilo de Alberto Masferrer,
nunca son suficientes para sufragar las necesidades básicas del Estado de
Bienestar.
Optimizar el sistema educativo
tiene que ver con la mejora de servicios técnicos y de apoyo, promoción de la
escolarización, diseños curriculares, mejora de condiciones para el profesor,
el alumno, recursos económicos, etc. También con la optimización del contexto
en cuanto a determinación de necesidades, demandas, prioridades, mejora de
servicios sociales, aumento de inversión educativa que lleve al estudiante a
una mejora de la calidad de vida; pero
descubrir que dentro de nuestra escuela aun prevalece al mejor estilo de la colonización
una mentalidad malinchista, es ridículo, ya que en muchas ocasiones creemos que
los mejores docentes son los extranjeros, al grado tal que en mi caso
particular me toco ver como una bióloga (sin conocimiento mínimo de administración educativa) manejaba
las riendas de una institución educativa de renombre, denigrando el trabajo de
su excelente staff docente; esto es solamente un parámetro de cómo los mismos
docentes damos lugar a ser señalados de incompetentes por otros que tienen
menos capacidad que nosotros, pero nuevamente el ESNOBISMO INTELECTUAL invade
nuestras universidades y hace a un lado el caudal intelectual del verdadero
protagonista del aula “El Alumno que en un futuro será El Docente”.
Darle a nuestros niños y niñas un
vaso de leche NO es derrochar recursos tal como lo argumento el político Norman
Quijano, quien en su momento manifestó que la administración del presidente Funes,
derrochaba los recursos del Estado e improvisaba planes de gobierno al dotar a
los estudiantes de uniformes gratuitos. Aseguró que deben de racionalizarse los
subsidios, de tal forma que en lugar de dar uniformes a alumnos de escuelas
públicas, se invierta mejor en fortalecer su educación. Sin embargo me surge el
planteamiento de cuestionar ¿Qué dijeron los científicos de la educación salvadoreña,
que al mejor estilo editorialista critican sin dar soluciones prácticas sobre
el razonamiento del señor Quijano?
Establecer las riendas del
sistema educativo salvadoreño desde la comodidad de un escritorio es fácil, mas
fácil es criticar y denigrar la profesión docente sin haber estado presente
nunca en las aulas de una escuela pública, es momento que la comunidad docente
haga un receso reflexivo sobre el modo y la forma en cómo estamos educando ya
que es totalmente inadmisible que el docente que trabaja al 100% en instituciones
educativas privadas NO rinda ni el 50% en una escuela pública en la que además de
trabajar menos le paga más que el sistema privado que hoy en día se ha
convertido en una maquila académica. Si seguimos permitiendo que se margine la profesión
docente y sea denigrada en la forma en que lo es, pregunto… ¿Por qué los
docentes salvadoreños del sector publico confiados en su desarrollo
profesional, terminan matriculando a sus hijos en colegios privados?
Nuevamente es necesario que el
ESNOBISMO PEDAGÓGICO sea erradicado de nuestra sociedad, necesitamos que los
miembros del Sanedrín Intelectual Salvadoreño que tienen salarios muy
superiores al del sector magisterial, dejen de criticar y propongan mejoras
concretas, que no callen ante las injusticias que vive día a día toda la
comunidad escolar y que consideren que el desperdicio de dinero NO es dotar de
un vaso de leche al estudiante, al contrario lo que realmente se convierte en
un desperdicio, es pagarle a los Consultores Educativos, exorbitantes
cantidades de dinero por hacer análisis sobre cosas que ya sabemos, requerimos
que dejen de criticar por un lado y aprobar por otro políticas educativas
conforme a sus intereses económicos particulares.
En resumen argumento que la inversión
en la comunidad escolar no es sinónimo de desperdicio, pero criticar y señalar
lo malo de una política educativa que no simpatiza con mis gustos o intereses políticos
NO es válido.
Finalizo diciendo…. “Si crees en
la libertad de expresión entonces crees en la libertad de expresión para puntos
de vista que te disgustan”.
Comparto un blog muy interesante que me permite sustentar el planteamiento argumentado en este post bloguero.
ResponderEliminarhttp://netorivasnet.blogspot.com/2012/12/vaso-de-leche-uniformes-y-zapatos.html